Hace unos días un amigo mío me llamó y me dijo literalmente “pásate por aquí, tengo un coche que estoy seguro te va a gustar, no tardes que tengo que darle salida pronto y pasa a preparación”. Mi amigo se dedica a comprar y vender coches, unos mejores que otros, pero de vez en cuando le entra un coche de los que a mi me parecen interesantes y a él no tanto porque le cuesta venderlos.
El caso es que al día siguiente y con toda la curiosidad del mundo fui a hacerle una visita, me llevó a la parte trasera del local y me dijo “allí está”. La verdad es que lo primero que vi fue un Kia Niro, y pensé que me estaba tomando el pelo como así se dio cuenta por la cara que le puse. Pero no, con un simple gesto me señaló más hacia atrás y me soltó tajantemente “ese no hombre…el del fondo”. Y efectivamente allí vi de frente un coche con cuatro aros en el capot. “Claro, es un Audi», le dije. «Un A6”. Pero al momento me fijé con detalle, observé las aletas ensanchadas y una discreta insignia que de lejos distinguía como RS6 y a través de la luna delantera unos asientos diferentes del resto de la gama. “Ahhhhh, es un RS6, ya decía yo…”. Pero la sorpresa real fue cuando mi amigo (querido amigo), me dijo “tienes un par de horas, no lo destroces que tiene que pasar a revisión y limpieza para la venta. No puedo ir contigo, estamos hasta arriba” En ese momento, y ante mi cara de asombro, me dio las llaves mientras me indicaba que montase y me abría la puerta de la nave.

Con esas mismas y alguna indicación de donde estaban los papeles del coche y poco más, se da la vuelta y con un golpe en el techo me dice de nuevo “disfrútalo, pero en un par de horas tiene que estar aquí, que tenemos esto lleno de coches…y no te emociones mucho”. Pues nada más y nada menos que tenía para mi solo un RS6 C5 con su pequeño motor de 4200cc 8 cilindros, dos turbos y 450cv en un precioso color azul oscuro y los característicos asientos RS tapizados en cuero negro. Eso si, si quería darme un paseo de 2 horas y disfrutar del coche, no me quedaba más remedio que pasarme por la gasolinera; aquello estaba seco.
Tras echarle gasolina de 98 para fundírmela de buen gusto, salí en dirección a la sierra por la carretera de Colmenar para hacer una ruta pasando Miraflores, llegar hasta La Cabrera, desde allí a EL Berrueco, Torrelaguna y desde ahí salir a la A1 por El Vellón. Una pequeña ruta, pero de sobra para hacerla en menos de 2 horas y teniendo en cuenta que un día entre semana no había apenas tráfico por esas carreteras.
Para cuando ya había salido a la M607, estaba totalmente acomodado a la posición de conducción y me había hecho al coche sin problema. Resulta fácil acomodarse a él si normalmente conduces coches del Grupo VAG, pues los mandos están todos en el mismo sitio, tienen el mismo tacto y la posición de conducción no extraña. Y respecto a dimensiones el RS6 C5 ya no es un coche tan grande como cuando salió en su momento, así que se desenvuelve en el tráfico como cualquier otro coche.

Sí que es cierto que lo que menos me gustó del coche ha sido el cambio en su posición manual. Es un Tiptronic de aquellos años y el avance de los actuales cambios automáticos/secuenciales modernos se deja notar. No es que arruine la experiencia de conducción, pero si que la empaña en determinados momentos. Aunque es una lástima que no haya ahí en medio una palanquita en H con seis marchas porque debiera ser muy divertido. En cualquier caso, el coche no cambia mucho, porque tiene fuerza para moverse en cualquier velocidad y desde bajas revoluciones. El motorcito puede con todo y en prácticamente todo uso vamos a punta de gas.
Pero en cuanto se apartan un par de coches más lentos, y como no hay forma de resistirse, pedal a fondo, kick down, de quinta a tercera…y aquello da un tirón, y digo literalmente tirón, y sale disparado hacia adelante con un sonido precioso. A los tres o cuatro segundos la recta se termina y sé que aquello tiene motor de sobra para moverse por aquel tramo de carretera, sobre todo porque echando un ojo al velocímetro puedo observar los 180km/h, y eso en esa carretera es hasta peligroso. Hay que bajar bastante. Y todo en un ambiente de seguridad, aplomo, agarre…que más se puede decir.
Una vez fuera de la M607 y ya por carreteras de doble sentido, realizar adelantamientos a vehículos más lentos con el RS6 no supone el más mínimo problema. No hace falta pisar a fondo para hacer kick down, ni reducir marchas si lo llevas en manual. Evidentemente si le bajas una o dos lo haces mucho más excitante y divertido, pero es que el coche tiene fuerza en quinta (solo tiene cinco) para hacer los adelantamientos habituales (80 a 120) de este tipo de carreteras en un suspiro.

En la parte más retorcida del recorrido, la que corresponde a las zonas más montañosas, y dejándose llevar por las emociones, el RS6 no defrauda. Y cuando digo no defrauda, me refiero a que es un “peso pesado” y lógicamente las curvas más cerradas se le atragantan. No por el tamaño, que al fin y al cabo como dije antes ya no es un transatlántico como en su momento viendo el tamaño de los coches actuales, si no por el peso. Anuncia en báscula 1850Kg y por la disposición del motor, el tren delantero está muy recargado, así que la reacción natural del coche es el subviraje. Así las cosas, cuando llegas a curvas cerradas es mejor entrar un poco más despacio de lo que lo harías con cualquier «GTI» moderno, por ejemplo, y dejar que el coche haga un apoyo firme conforme vas girando volante y acelerar progresivamente a la salida. Si entras muy fuerte lo único que consigues es que el coche arrastre el morro, con el reparto de par disponible entre ejes en las retenciones no vas a conseguir colocar la trasera, y encima vas a perder mucha velocidad. Y esto no mejora si acaricias el freno para cargar algo de peso o giras ligeramente la dirección. El coche es así y punto. Además es justo recordar que esta generación de RS6 tiene un sistema de amortiguadores interconectados entre si en X, y aunque funcionan bien, hacen lo que pueden.
Sin embargo en curvas de tipo medio y amplio el coche apoya en las ruedas exteriores perfectamente y permite trazar a velocidades elevadísimas. Pero siempre teniendo en cuenta el peso y que las generosas cubiertas de 255 de ancho tienen un perfil de solo 40 en llanta de 18”, y las reacciones del coche no son dulces, aunque la puesta a punto del ESP es la típica de los coches de aquellos años: frena y punto. No tiene la dulzura de los modernos ESP que pueden hacer frenadas selectivas por rueda y mejorar y/o dulcificar el comportamiento. Aquí si hay subviraje, frena el coche; si hay sobreviraje, frena el coche. Así se asegura uno que la situación se acaba, pero buscando el lado bueno puedes conducir rápido jugando a trazar las curvas sin que salte el ESP; y cuando pillas esa delgada línea entre “on y off” es divertidísimo. Solo empañado por el cambio, porque sinceramente, y aunque yo soy fan de los cambios manuales, los modernos DSG y demás han dejado casi anacrónicos a estos Tiptronic de hace 20 años. Y la cosa en manual no mejora, si no lo contrario, porque el retardo desde que pulsas hasta que cambia es notable. Al menos subiendo marchas, porque bajando es más rápido. En automático y circulando normal es delicioso, todo hay que decirlo. Pero como dije antes, es un defecto que no es determinante, aunque requiere adaptarse. De todas formas, con tanto par y potencia, en uso normal (y dado el margen de prestaciones del coche la palabra normal abarca mucho rango), cambia pocas veces de marcha porque no lo necesita.

Ah, se me olvidaba hablar de los frenos: simplemente son maravillosos. Al menos yo no he logrado fatigarlos porque con tantas prestaciones y tan altas es mejor dejar margen cuando vas a determinadas velocidades. De todas formas, si vas a correr con este coche bajando zonas de curvas, lo mejor es llevarlo en manual e ir haciendo las reducciones uno mismo. Por cierto, el coche al reducir emite de fondo un ligero “gorgoteo”, (porque no son “petardeos”) muy sugerentes.
Bueno, pues resulta que casi han pasado las dos horas que me habían regalado y tengo que devolverlo, así que decido parar en una explanada para hacer unas fotos improvisadas con el teléfono e inmortalizar el coche. Con la emoción de la situación y la sorpresa de que me hayan cedido así de buenas a primeras las llaves, me doy cuenta de que salido volando y he dejado olvidado en mi coche en la consola central el teléfono a la vista y no puedo hacer ninguna foto para documentar el artículo (menos mal que no ha pasado nada y no he necesitado llamar…). Al menos espero llegar y no encontrarme el cristal roto y sin teléfono, porque sería la faena que estropearía una mañana estupenda y me impediría dormir esa noche tranquilo.
Por cierto, la unidad que me han regalado momentáneamente es un modelo Berlina del año 2003, azul oscuro como comenté al principio y con asientos de cuero negro (mucho más limpios y sufridos que los beige o los blancos de otras versiones). Al momento de salir de la gasolinera, que es cuando me fijé, marcaba en su odómetro 167.240km, y la verdad es que estaba en un estado de conservación envidiable. Equipada hasta los topes, no he dicho nada de todo lo que trae ni sus detalles, porque en este coche lo que disfrutas son las prestaciones y el sonido. Da igual que tuvieras que subir las ventanillas con la mano o abanicarte en verano. Los 8 cilindros, los dos turbos y los 450cv declarados seguirían estando ahí, y es lo que importa.

Personalmente a mi me gustan las carrocerías familiares y aún más los familiares deportivos. El RS6 en cualquier generación es un coche que me encanta, pero curiosamente de la generación C5 me gusta más la carrocería Berlina que la Avant, y esta versión no es una excepción. Creo que está más equilibrada, no como en la generación C6, de la que también hubo dos versiones y donde la versión Avant del RS6 (según mi opinión) es más bonita que la Berlina.
Llegado el momento de meter el coche a la nave, veo a mi amigo según entro cara de respirar tranquilo al ver que le devuelvo el coche entero. Por cierto, me he fundido los 20 litros que le he metido al depósito, y en el ordenador la media que sale es de 14,7 litros, de la cual imagino que habrá descendido algo puesto que el último tramo de la ruta lo he realizado tranquilo siguiendo el ritmo del tráfico. De todas formas, si te compras este coche…¿te preocupa mucho el consumo? No creo, sinceramente. Al bajarme y conversar con él, salieron opiniones diferentes. Mi amigo me decía y aseguraba que este coche es tan rápido como un Porsche 911 Turbo de 420cv coetáneo a este (generación 996), y que incluso empujaba más; y yo le decía y aseguraba que aunque hacía tiempo que ya no montaba en un 996TT, le recordaba más rápido a partir de determinada velocidad, sobre todo porque aunque el RS6 tiene algo más de potencia, también tiene muchos más kilos que mover y un cambio de solo cinco marchas más abierto que las seis cerradas del Porsche.
Para no enfadarnos y que otro día que le entrase un “pepino” me volviese a llamar, dejamos la discusión en “tablas”, pero acordé que si encontraba las prestaciones detalladas de cada uno se las haría saber y entonces no le quedaría otro remedio que regalarme el RS6 (esto último no coló). Pues bien, llego tarde pues ya se ha vendido a una persona que le gustaba tanto como a mí y que se ha ocupado de dejarlo siniestro total al los pocos días de tenerlo. Cuando me enteré por casualidad de esto me dio mucha pena no haberle podido hacer una foto y rendirle homenaje como a los soldados caídos en acto de servicio con sus flores y su bandera, porque bien lo hubiera merecido. Y es que, los que hemos conducido coches tan rápidos varias veces, aunque no sea de forma habitual últimamente, sabemos que son capaces de recorrer grandes distancias en pocos metros y con la sensación de ir bastante más despacio de lo que la realidad dicta. Y son tan rápidos y tan aislados, que mucha gente no se da cuenta que los metros para frenar no siguen siendo los mismos en un coche de 100cv que en uno de 450cv si de pisar a fondo el acelerador se trata. Recuerdo como al poco de sacarme el carnet, una persona mucho más experta y ducha que yo me dijo (y no se me ha olvidado por que es verdad) «correr es muy fácil, solo tienes que pisar el acelerador, lo complicado es frenar». Por desgracia este Audi según me contaron murió en acto de servicio rebotando entre los guarda railes de una anodina carretera de conexión a las afueras a manos de una persona con poca experiencia, dinero de sobra para comprarlo, y pocas manos para disfrutarlo con cabeza y habilidad (no puedo decir más…) Una lástima por aquel Audi RS6, sobre todo porque estaba precioso y muy bien conservado que es lo que más me llamó la atención; y de esa primera generación estoy más que seguro que será un clásico en toda regla a no mucho más tardar, pues es el primero de la saga RS6. En fin, otra vez será y tendré que ser más rápido esta vez.Compartiendo interior con el Boxster, el diseño gustará o no, pero es 100% Porsche.
He aquí un cuadro de prestaciones comparativas muy resumido entre el RS6 C5 y el 996TT (fuente http://www.zeperf.com). Hasta los 160 la diferencia es relativamente pequeña a favor del Porsche, pero de ahí se separa claramente del Audi. Seguramente tenga que ver con las seis marchas cerradas del 911 frente a las 5 abiertas del RS6, al peso, la aerodinámica y alguna cosa más, todo sea dicho. El cronómetro no miente. Aunque hay que reconocer que el Audi impresiona como empuja cuando los dos turbos soplan a plen carga. Lástima de cambio en modo manual, ¡como eché de menos uno manual en H!
Prestaciones: Audi RS6 Porsche 996TT
0 a 100: 4,6 4,4
0 a 120: 6,3 6,0
0 a 130: 7,5 6,7
0 a 140: 8,6 7,5
0 a 160: 10,8 9,3
0 a 180: 14,2 12
0 a 200: 18,1 14,7
0 a 220: 22,3 18,8
0 a 240: 28,6 22,3
80 a 120:
en 4ª 5,5 3,7
en 5ª 7,9 4,8
en 6ª —- 6,6
4 a 140 (mínimo) 6,4 6,2
En mi opinión, humilde opinión, el RS6 y el 996TT son perfectos para la misma persona. Con uno puedes llevar a tus hijos al colegio entre semana, y cuando llega el fin de semana desquitarte con el 2+2 por una bonita carretera de curvas. O al revés, con el 2+2 puedes trasladarte a tu oficina todos los días yendo sólo, y el fin de semana hacer viajes rápidos y confortables con la berlina llena de maletas y familia. Ninguno te dejará mal sabor de boca.
Autor: Álvaro Gonzalo