Antes de destripar el argumento, decir que el fundador de la desaparecida e icónica  marca Voisin, (Gabriel Voisin), fue un piloto de aviones que nació en 1880. Enamorado de los motores, la mecánica, su funcionamiento y los materiales, siempre se preocupó mucho por las aleaciones y la reducción de peso. Dedicó una parte de su vida a fabricar aviones, en su planta de Issy-les-Molineaux. Tanto es así, que durante la Primera Guerra Mundial fue uno de los principales productores de aviones, pero tras terminar la contienda y quedarse sin pedidos que atender decidió empezar a fabricar automóviles para seguir ganandose la vida y poder seguir desarrollando sus innovaciones.

Gabriel Voisin tenía una mente poco convencional, se diferenciaba del resto por llevar a cabo unas ideas fuera de lo común, y así lo demostró con sus coches y sus diseños. A nivel mecánico siempre tubo inspiración por la técnica aeronáutica, lo cual quedó patente en la tecnología de sus motores (aplicó la técnica de los motores con válvula de camisa). Así mismo realizó diversos estudios aerodinámicos (tan elementales como de moda aquellos años), y usó mucho el aluminio en sus ccoches, los diseños bajos, las amplias superficies acristaladas y la originalidad de sus carrocerías.

Gabriel Voisin

Además, a Voisin le debemos un par inventos que ahora son corrientes; bueno, uno de uso general y otro ya casi perdido: la luz de marcha atrás, y la caja de cambios electromagnética sin embrague (Cotal). Su primer coche fue el Voisin 18/23cv de 3969cc que se produjo durante diez años. En 1921 presentó un motor de 12 cilindros en V y 7238cc, y en esa misma fecha el modelo Voisin C4. Un cuatro cilindros de 1244cc. Hacia 1927 Voisin presentó modelos con motor de seis cilindros, como un 2300 de 13cv, y tres años después el Diane 4800 y el Simoun de 5800, ambos de seis cilindros en línea. También se llegó a presentar un doce cilindros en V denominado Sirocco. Y como en la época estaba de moda la concesión de Licencias de fabricación, durante la década de los años 30 produjo algunos automóviles Minerva belgas, pero cesó por el poco éxito que tuvieron. Las carrocerías de Voisin siempre fueron realizadas por él mismo, y aunque no estaban muy a la moda, siempre fueron el foco de atención por lo original de su diseño.

Voisin C25 Aerodyne, sin restaurar.

El automóvil más carismático de Voisin fue el C25 Aerodyne (1934), que en realidad era una variante de la gama C25. En aquel momento, la sociedad estaba inmersa en una crisis que se arrastraba en Europa tras la quiebra de la bolsa de 1929. Y Voisin, en vez de centrar sus esfuerzos en realizar automóviles de gamas sencillas y accesibles, decidió ir a contracorriente y realizar un modelo caro y lujoso creyendo que daría resultado y que todavía había un gran mercado de compradores de coches caros. En su lanzamiento, lo más llamativo del coche aparte de su carrocería aerodinámica y con cierto aire “futurista”, fue la inclusión de un techo corredizo con “ojos de buey” que se deslizaba completamente hacia atrás gracias a dos bombas de vacío situadas en el maletero. Por cierto, una gran innovación en su época, y accesorio que ahora no montan todos los coches.

C25 Aerodyne con el techo semiabierto. Éste podía abrise hasta atrás del todo mediante dos bombas de vacío situadas en el maletero. Obsérvese lo curioso de sus ventanales en el techo.

El motor era un seis en línea de doble carburador Zenith que desarrollaba unos 100cv y cubicaba tres litros de cilindrada. Inicialmente se pensó en un motor radial de aviación, pero las pruebas previas realizadas al modelo dieron resultados poco satisfactorios y decidieron decantarse por los probados motores Knight de camisa deslizante. Para terminar de rizar el rizo, se equipó al modelo con una caja de cambios electromagnética sin pedal de embrague con dos marchas hacia delante y dos “overdrive” dando como resultado 4 marchas. Las suspensiones eran mediante amortiguadores de fricción en ambos ejes, regulables en dureza desde el interior mediante dos ruletas cableadas hasta los amortiguadores (lo que ahora hace la electrónica y nos parece maravilloso, antes lo hacía un cable de metal).

Desde luego, la línea del C25 Aerodyne llama la atención se mire por donde se mire. En su momento debía ser el blanco de todas las miradas, es a la vez futurista, aerodinámico y elegante.

El C25 Aerodyne fue un coche adelantado a su tiempo, pero tubo un gran inconveniente. No tanto a nivel mecánico (hablo de motor exclusivamente), como de soluciones técnicas de otro tipo o estéticas (tapicería estilo Art Déco, por ejemplo). El problema del C25 Aerodyne fue su precio, ya que era excesivamente caro y se empezó a vender en un momento en el que la demanda de coches de lujo había empezado a decaer, y ni siquiera la presentación del C26 y C27 (que eran básicamente el mismo coche pero con chasis alargado) pudo resolver el problema. Así las cosas, la empresa se declaró en quiebra en 1939, y de las escasas unidades que se fabricaron de sus modelos (del C25 Aerodyne en concreto fueron solo 28), actualmente quedan pocas debido a la dificultad de su mantenimiento en aquellos tiempos y a que se construyeron con materiales exóticos muy apreciados por la industria aeronáutica. Algo importante una vez empezada la Segunda Guerra Mundial donde el aluminio era muy buscado y los Voisin repletos de ello.

El interior estaba terminado con materiales lujosos, rematados al estilo Art Déco tan de moda en la época.

Tras la segunda gran guerra Voisin sufrió lo que otras muchas empresas de su época. Los intereses del país no pasaban precisamente por los automóviles de lujo sino por el transporte de mercancías y pasajeros, o en su defecto automóviles de gama baja. Así las cosas la empresa se nacionalizó y el estado tomó el control de la misma nombrando directores que decidieron dar un aire totalmente diferente a la firma (para quien siga el blog, le sonará esta historia también del artículo de Hispano Suiza). Debido a todo esto y la situación de penuria y  agitación política, propició que se presentara en 1950 el modelo Voisín Biscooter. El nombre del modelo provenía directamente de la intención y utilidad del coche. Biscooter, esto es, dos scooter; ya que el tamaño era como el de dos motos de este tipo situadas en paralelo y de una longitud igual. En cualquier caso, ese diseño no salió adelante y se decantaron por otro prototipo. El Biscooter se dejó en el cajón del olvido, pero no para siempre, ya que un tiempo después se empezó a fabricar en España reconvertido en lo que nosotros conocemos como el microcoche Biscúter. Pero eso es otra historia que contaremos tan pronto como podamos.
Gabriel Voisin murió en 1973, a la “temprana” edad de 93 años. No vio de nuevo resurgir su marca, ni ningún automóvil de lujo relacionado con ella, pero sí al menos supo que su última creación, totalmente alejada del concepto original de la marca tubo éxito en el país vecino renombrado como “Biscúter” y del que se fabricaron nada más y nada menos que 12000 uds, cifra que puede parecer pequeña actualmente, pero en los años del desarrollismo y del paso del burro al 600 fue todo un éxito. A día de hoy es dificil ver ya Biscuter en las concentraciones de clásicos, aunque si es un modelo que se deja ver cuando se realizan concentraciones de «microcoches» de aquellos años, porque es un modelo querido todavía hoy entre los aficionados.

Biscúster «Zapatilla», como se le conocía. Aquí con la capota montada, algo que no era común.


Autor: Álvaro Gonzalo

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